CONSEJOS PARA UNA RUTINA DE CUIDADO DE LA PIEL
No vamos a recomendar una complicada rutina de cuidados diarios en múltiples pasos. Aquí explicamos lo más básico, pero muchos casos de piel con alguna patología tendrán necesidades especiales. Así, aunque habrá personas que precisen modificar este esquema, nuestro plan diario más simple incluye solamente tres actividades sobre la piel. Y son precisamente los tres tipos de productos expuestos en el anterior apartado (A, B y C) los que necesitarás para estas tres actividades esenciales: limpiar la piel, hidratarla y protegerla de la radiación solar.
Primero: Limpieza:
Para muchas personas puede ser adecuado lavar la cara dos veces al día (la de la noche será imprescindible si se ha llevado maquillaje). Pero hay tipos de piel, como la piel muy seca o la sensible, para los que lavarlas solamente una vez es suficiente (también mejor por la noche).
Los limpiadores para la cara han de ser suaves, con poco detergente; para el cuerpo sí pueden emplearse jabones. Algunas pieles muy grasas pueden precisar limpiadores que eliminen el exceso de descamación, pero la exfoliación repetida es un cuidado que excede la actividad básica de limpieza y que no trataremos aquí.
Segundo: Hidratación:
La crema hidratante se adaptará a cada tipo de piel. Puede bastar con aplicarla dos veces al día, y en muchos casos servirá el mismo producto para las dos veces.
Hay productos hidratantes que incluyen un factor de protección, aunque suele ser débil (15 a 20), esta protección puede suficiente para el invierno.
La piel con alguna patología requerirá modificar los cuidados de hidratación. En general, lo prudente es emplear muy pocos productos.
Pero conviene moderar las expectativas sobre lo que los productos hidratantes pueden producir. Y habrá que particularizar la hidratación para cada grupo de edad. Por una parte las personas muy jóvenes no suelen precisar hidratación en la cara, y por otra, la piel de los más mayores no debería esperar que ninguna crema haga desaparecer signos como las arrugas. Flaccidez, arrugas o manchas precisarán tratamientos dermatológicos de estética o técnicas de rejuvenecimiento.
Tercero: fotoprotección.
No hay duda de que proteger la piel de la radiación ultravioleta a diario es la medida más efectiva para retrasar los cambios de la piel asociados a la edad. En otra entrada ya dimos los principales consejos de fotoprotección, pues la fotoprotección no solamente se trata de ponerse cremas.
La exposición a la luz natural no debe ser evitada por completo. Un mínimo de exposición de la piel al sol es necesaria, pero en España bastaría con recibir unos 10 minutos diarios en zonas que no sean la cara.
En una rutina de cuidado diario de la piel la aplicación del fotoprotector se debería repetir cada 2 horas si la exposición a la luz persistiese.
Para el invierno y los meses de menor intensidad de luz solar puede servir un factor de protección 15 a 20, que es el que proporcionan algunos hidratantes. Pero para el verano hay que elegir fotoprotectores superiores a 30 y aplicarlos después del hidratante.
Los problemas con los fotoprotectores ocurren en algunos casos de mala tolerancia y, más raramente, de alergia de contacto o de fotosensibilidad. Para algunos tipos de piel deberán elegirse los menos grasos. Hay que saber que los fotoprotectores físicos irritan menos la piel que los químicos.
La fotoprotección para los niños es es aún más necesaria que para los adultos y habrá que educarlos para cuidar todas las medidas de evitación, además de usar fotoprotectores. Los productos fotoprotectores de tipo físico se considera que son los más seguros para los niños.