Nos avisan de enfermedades o se quejan de nuestros excesos. Claves para aprender a ‘escucharlos’ y actuar en consecuencia
Nuestros pies nos llevan de un lado para otro, suben, bajan, los pateamos contra el suelo y, con frecuencia, pagamos sus servicios metiéndolos en un calzado opresivo y asfixiante. Por muy preparados que estén para soportarlo, acaban por rebelarse y avisan de que pagaremos tanto exceso. Otras veces, los síntomas son indicadores de problemas generales de salud. Estas son algunas de las señales que nos envían y las claves para entenderlas:
Calambres
Son contracciones bruscas de los músculos de los pies y piernas que producen un dolor intenso. Con frecuencia aparecen por la noche y suelen durar varios minutos.La causa más habitual de estas contracciones dolorosas es la práctica de ejercicio sin el adecuado calentamiento previo, o excesivamente intenso. También aparecen en situaciones de estrés y mientras dormimos, si tenemos un mal sueño o hacemos movimientos bruscos”. También son síntomas, poco frecuentes, de un deficiente aporte sanguíneo a los músculos, alteraciones en los nervios de los pies o diabetes.
‘Juanetes’
Esas dolorosas y antiestéticas protuberancias de la articulación del dedo gordo cuyo nombre oficial es Hallux valgus, y que tiene entre el 2% y el 4% de la población. Suele aparecer en la adolescencia y se agravan con los años. Es más frecuente en las mujeres y afectan a los dos pies. Los juanetes se heredan y con el paso del tiempo pueden acabar deformando el pie. Por ello, es fundamental adoptar medidas que impidan su progresión, o al menos ralentizarla, entre las que están las plantillas, cambios de calzado, incluso vendajes y fisioterapia. “Las opciones de tratamiento dependen del grado de deformidad y del dolor que sienta el paciente”, informa el Instituto. La cirugía es el único tratamiento que resuelve definitivamente el problema.
Dolor en el talón
Pisar apoyando primero los talones es una ventaja evolutiva del ser humano que nos permite ahorrar energía. Sin embargo, los talones se han convertido en uno de nuestros puntos flacos, y es muy frecuente desarrollar fascitis plantar (inflamación del ligamento largo que se encuentra bajo la piel en la planta del pie). Se apunta a la tensión en los gemelos, arco del pie demasiado pronunciado, obesidad, deportes de impacto (correr) o actividades físicas nuevas o intensificadas como las causas más frecuentes de este problema. Un médico determinará el alcance de la lesión, pero lo normal es que en el 90% de los casos se resuelva el problema con medidas conservadoras que incluyen: disminuir o abandonar durante un tiempo las actividades deportivas de impacto, aplicar hielo local, tomar antiinflamatorios (tipo ibuprofeno), hacer ejercicios de estiramientos, utilizar zapatos con suela gruesa y que amortigüe los golpes, plantillas de silicona e incluso infiltraciones de corticoides. La asociación recomienda cirugía solo cuando el dolor no desaparece después de un año con estas las medidas.
Uñas blancas y huecas
Las uñas de los pies soportan numerosas agresiones (humedad excesiva, infecciones, presión de los zapatos, golpes) pero también acusan el impacto de enfermedades del corazón, el pulmón o los riñones. Cuando la uñas pierden su color, su forma o se separan del dedo se denomina onicodistrofia y el 33% de casos se debe a infección por hongos (onicomicosis). Para evitar estos problemas, el primer paso es usar el calzado adecuado, y después secarlas bien y cortarlas cuidadosamente. Para cortar y cuidar la uñas podemos necesitar ayuda de profesionales podólogos porque puede resultar difícil por su forma o su dureza y si lo hacemos mal podemos provocar heridas y empeorar la situación.