La piel es la superficie de nuestro cuerpo y nuestra alma, superficie del placer y superficie del dolor, la frontera que delimita el adentro del afuera, lo intimo y lo compartido.

La psicodermatología nos permite comprender la influencia del psiquismo sobre nuestro cuerpo y a la vez las somatizaciones que son  las traducciones de un conflicto psíquico en un síntoma físico.

Los impactos emocionales se hacen presentes en nuestro cuerpo físico a través de nuestro sistema inmune, hormonal y nervioso.

La psicodermatología nos enseña que es difícil, en muchos casos, diferenciar una enfermedad dermatológica pura y una patología relacionada con la mente.

La piel es un órgano que con gran intensidad se hace eco de emociones como el miedo, la vergüenza, la ansiedad, la ira, y se expresan a través de ella los impulsos agresivos o autodestructivos provocando síntomas dermatológicos como en el caso de las escoriaciones neuróticas, la onicofagia.

En ocasiones personas con enfermedades dermatológicas que alteran su autoimagen, como el acné, la psoriasis, el vitiligo, la alopecia areata, pueden sentirse heridos, vulnerables en sus relaciones vinculares, con signos de depresión, desesperanza, avergonzados o ansiosos por su proceso de curación y esos factores psicológicos agravan las alteraciones dermatológicas.

Las genodermatosis, las malformaciones vasculares, los hemangiomas nos presentan de lleno la problemática ampliada del esquema corporal.

El trabajo terapéutico permite al paciente hacer uso de sus recursos vitales para que pueda aprender a reconocerse y ser reconocido por los demás.

La resiliencia, que es la capacidad de una persona de adaptarse con éxito al stress, a los requerimientos cotidianos de la vida colabora con la ayuda de ese trabajo terapéutico en la mejoría de las afecciones dermatológicas al recuperar o crear en el paciente sus recursos psíquicos.

Intentamos junto al paciente  que sus  habilidades y capacidades  emocionales y afectivas  en la comunicación le permitan afrontar mejor la complejidad de sus emociones , de sus acontecimientos vitales, de sus relaciones amorosas, laborales, vinculares en general.

Los pacientes con eritemas, edemas, prurito, herpes en sus distintas formas, presentan a través de su piel una gran irritación que carece del recurso de la palabra para dar cuenta de su situación vivencial.

Vivir y habitar el cuerpo propio no es algo dado, es un aprendizaje a lo largo de la vida, como así mismo que los acontecimientos negativos puedan ser transformados en procesos creativos, es un camino a recorrer.

Decir psicodermatología es decir psicosomatico, es decir Ser Humano, sin dividir lo mental de lo corporal, lo psíquico de lo somático.

Vemos con mucha frecuencia que la hostilidad y la agresión son las expresiones mas comunes de una queja por el padecimiento que produce lo que sucede en la piel.

Cuando nacemos somos cubiertos con  palabras y con vestimentas.

El trabajo psicodermatológico consiste en crear un espacio de expresión con el paciente y su familia, que posibilite una mejor calidad de vida para aquellos que padecen afecciones dermatológicas.

La mirada entrelazada, conjunta de los dermatólogos y psicólogos promueven la comprensión holística del paciente y  la posibilidad de potenciar en él su propia capacidad de sanación.

                                                                                                                                                      Lic. Rut Cohen

Matricula 13348

Lic. En Psicología

Especialista en Psicosomática

Especialista en Psicodermatología